Kessner Capital se instala en Abu Dhabi para expandirse en África
Cuando una firma británica se traslada a Abu Dhabi, nunca es casualidad. La decisión de Kessner Capital Management de establecer una base regional en la capital emiratí revela más que una simple expansión geográfica.
Del Támesis al Golfo: una mudanza estratégica
La firma británica Kessner Capital Management ha anunciado su asociación con un family office emiratí para abrir oficinas en Abu Dhabi. Especializada en crédito privado y operaciones especiales en el mercado africano, Kessner abandona Londres como centro neurálgico en favor de una plataforma más flexible.
"Abu Dhabi se ha convertido en el lugar imprescindible para quien quiera desplegar capital hacia África", afirma Bruno-Maurice Monny, cofundador y socio gerente de Kessner.
La afirmación merece análisis. Abu Dhabi no atrae por proximidad geográfica a Lagos o Kinshasa, sino por ofrecer refugio de las regulaciones europeas y las obligaciones ESG anglosajonas.
El Golfo como nueva plataforma financiera
El family office emiratí, cuyo nombre permanece ausente de los comunicados, actúa como interfaz entre las redes locales de influencia y los apetitos occidentales. Esta alianza discreta otorga a Kessner legitimidad regional y acceso a capitales soberanos dispuestos a desplegarse rápidamente en mercados africanos.
Abu Dhabi se convierte así en plataforma de una finanza sin accountability pública, pero con eficacia demostrada. La deslocalización permite a Kessner emanciparse del escrutinio británico manteniendo acceso a la finanza europea.
África: laboratorio del capital alternativo
Kessner declara abiertamente su ambición de desplegar capital en sectores africanos de "crecimiento inclusivo y resiliente". Detrás de estas fórmulas se dibuja una estrategia oportunista en infraestructura, logística, recursos naturales y deuda soberana.
Este movimiento forma parte de una dinámica mayor: la recolonización mediante crédito privado, utilizando instrumentos financieros fuera del alcance de los contrapoderes africanos tradicionales. Kessner, respaldado por Abu Dhabi, se convierte en instrumento de esta nueva captación silenciosa.
Sin ONGs, sin prestamistas públicos, sin condicionalidades sociales. Solo acuerdos bilaterales, cláusulas opacas y contrapartidas reales.
Londres marginada, Washington sorteado
La sede londinense de Kessner queda reducida a antena. La estrategia se concibe en otro lugar, donde los acuerdos se realizan fuera de las reglas occidentales.
Este sorteo coincide con un momento diplomático donde Washington, debilitado, intenta reunir aliados contra China y Rusia, mientras estructuras intermediarias como Kessner tienden puentes entre el dinero anglosajón y las zonas grises del crecimiento global.
Señal de una finanza post-occidental
La llegada de Kessner a Abu Dhabi revela la instalación de una nueva geografía del poder financiero: móvil, invisible, no alineada. Lejos del FMI, de la ONU, y más conectada que nunca a los hubs de poder regional.
Kessner no es excepción sino señal débil. Y en el mundo actual, las señales débiles hablan más fuerte que las declaraciones oficiales. Esta mudanza confirma que el futuro de las finanzas se escribe fuera de los centros tradicionales, en plataformas que priorizan eficiencia sobre transparencia.